Los vehículos autónomos y la movilidad aérea urbana prometen transformar las ciudades y nuestra forma de desplazarnos, planteando nuevos desafíos regulatorios y tecnológicos.

Los coches eléctricos ofrecen beneficios como la reducción de emisiones, menores costos de mantenimiento y una conducción más silenciosa. Sin embargo, enfrentan desafíos como la autonomía limitada y el costo inicial elevado. La normativa europea impulsa su adopción.